miércoles, 7 de noviembre de 2018

Los Molinos de Bimenes



Nos acercamos hasta el concejo de Bimenes para hacer una pequeña y sencilla ruta, en la que iremos viendo una serie de molinos, de los cuales tres están totalmente restaurados y otros, por desgracia, se encuentran completamente destruidos.

Detalles de la ruta ⥨
     
☙ Ubicación: La Llera, Bimenes, Asturias
☙ Itinerario: La LLera - Melendreros - La LLera
☙ Distancia:  5 km aprox. ida y vuelta

Nos dirigimos hacia el concejo de Bimenes. Seguimos en dirección a  Melendreros, hasta encontrarnos con una desviación a la derecha que nos llevará a Santa Gadea. Tras 4-5 km, y antes de llegar al pueblo, vemos un pequeño parking de tierra a la izquierda con el cartel de inicio de la ruta. Aquí podemos aparcar.




Nada más bajarnos del coche unos cerditos llaman nuestra atención, así que antes de tomar el camino que da comienzo a la ruta, nos desviamos para ver más de cerca a los animales y poder hacerles unas fotos.







Tras contemplar lo bien que lo pasan en el río y hacerles unas cuantas fotos, los dejamos dándose un manjar de frutos, pan y otros restos que tenían preparado, para dar comienzo, ahora sí, a la ruta.

Atravesamos el río a través de un puente de madera y nos vamos adentrando poco a poco en el bosque.





Según vamos avanzando no podemos evitar fijarnos en las bonitas estampas que nos rodean y es que el otoño, un año más, nos anuncia su llegada.






Avanzamos, y a nuestra derecha tenemos unas praderas en las que vemos unos bonitos caballos, que en cuanto nos ven se acercan a nosotros, no sé si buscando comida o mimos, o quizá ambas cosas. Comida no llevábamos pero mimos y caricias un montón.







Llegamos a una bifurcación del camino. Tomamos la senda de la derecha que nos lleva directamente al Molín de Barral, uno de los que están restaurados.





A su lado hay una pequeña pradera con unas mesas de madera, un lugar perfecto para sacar nuestros bocadillos y ponernos a zampar. Pero antes, unas pocas fotos de rigor.







Tras la corta parada y con el estómago lleno, seguimos el viaje y enseguida nos encontramos con el siguiente molino que no tiene nombre (o nosotros no lo sabemos). Pese a no estar restaurado, se mantiene en pie, aunque un poco comido por la maleza.




Tras atravesar un camino algo embarrado y con varias ramas partidas, llegamos a una zona de subida.






Según vamos subiendo nos encontramos con una desviación a la derecha para ver el Molín de Ferreru. Nos desviamos y vemos que el sendero está bastante mal. Hay mucha maleza y un gran árbol caído en mitad del camino nos dificulta el paso. Después de atravesarlo como pudimos, seguimos el camino hacia abajo, pero llegamos a un punto donde la vegetación no nos deja seguir avanzando, así que decidimos dar la vuelta sin ver el molín. No sé si es que ya está destruido o que quedó oculto por toda la vegetación y no lo vimos.

Volvemos al desvío y seguimos para buscar el siguiente molino. Enseguida nos encontramos con el cartel de señalización del Molín de Maxima, pero el molín no se ve por ningún lado. Vemos un montículo en la pradera cubierto de hierba e intuimos que es lo que queda de él. Una pena que no se cuiden estas maravillas y se deje que lleguen a estas condiciones.





Seguimos avanzando por el bosque hasta llegar a un puente, a través del cual, cruzamos el río.





Ahora empezamos otra zona de subida con algún que otro árbol partido, alguno de gran tamaño y grosor, como el que a continuación os muestro. ¿No es impresionante? 





Subimos por un caminito de piedra para después bajar otra vez hasta el río, el cual tenemos que cruzar por otro puente.







Nos vamos separando del río a medida que ascendemos. De pronto, un caminito entre la maleza despierta mi curiosidad y decido desviarme para investigar y ver con qué me encuentro. Unas bonitas cascadas aparecen ante mi. Una pena que el río baje con tan poca agua, pero aun así tienen su encanto.





Regreso al sendero para comenzar el último tramo. Nos espera una buena subida a partir de ahora.




Al llegar a un cruce de caminos, nos desviamos a la derecha, en dirección a la Peña El Hombre, para ver los dos molinos que quedan. El camino de la izquierda nos llevaría al pueblo de Melendreros.

Mientras estamos subiendo empiezan a caer unas gotas y un fuerte trueno nos anuncia tormenta, así que aceleramos el paso para ver si encontramos un sitio donde atecharnos.

Llegamos a otro cruce. El camino de la derecha nos lleva al Molín de Milio y el camino a la izquierda al Molín de Honorio. Nos acercamos primero al Molín de Milio, un buen sitio en el que ponernos a cubierto.




Atravesamos el puente para bajar por unas escaleras que conducen hasta el molín.





El Molín de Milio es el segundo restaurado como se puede apreciar. Delante de la puerta hay unos carteles donde se explica todo el funcionamiento.

Tras esperar un poco, parece ser que el trueno y las cuatro gotas fueron una falsa alarma, así que viendo que no llueve decidimos seguir.

Desandamos nuestros pasos hasta llegar a la desviación que nos lleva al último molín, el Molín de Honorio. Tras una pequeña subida enseguida llegamos a él. Como vemos también se encuentra restaurado.






Tras bordearlos, una bonita cascada nos sorprende.





Una vez visto, es la hora de regresar. Aunque en un principio teniamos la idea de subir hasta el pueblo de Melendreros, cada vez se está poniendo mas nublado y con el temor de que nos caiga una buena tormenta, decidimos dar la vuelta y dejar la visita para otra ocasión.

Mientras bajamos nos vamos encontrando con una gran variedad de setas escondidas por todos lados.









Mientras sigo descubriendo setas, mi marido me da una voz y me dice que corra, que hay algo que me va a gustar fotografiar. Y efectivamente. Hacía años que no veíamos un "escalagüerzu". Sí, así lo llamamos en Asturias, en castellano creo que se llama Lución.

¡La de cosas que te puedes encontrar si te fijas un poquito!




Y después de ver como el bonito animal se escondía entre la maleza seguimos el camino y damos por terminada la aventura de hoy. 

¡Hasta la próxima!

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