Un hermoso recorrido entre volcanes, coladas de lava, canales y tubos volcánicos dentro del Parque Nacional de los Volcanes. Una experiencia inolvidable.
Detalles de la ruta ⥨
☙ Ubicación: Parque Natural de los Volcanes, Tinajo, Lanzarote
☙ Itinerario: Tinguatón - Aparcamiento - Montaña de Santa Catalina - Volcan de Santa Catalina (Caldera de la Rilla) - Montaña del Señalo - Aparcamiento - Tinguatón
☙ Ubicación: Parque Natural de los Volcanes, Tinajo, Lanzarote
☙ Itinerario: Tinguatón - Aparcamiento - Montaña de Santa Catalina - Volcan de Santa Catalina (Caldera de la Rilla) - Montaña del Señalo - Aparcamiento - Tinguatón
☙ Distancia: 7 km ida y vuelta aprox.
Tras la visita a Timanfaya teníamos muchas ganas de seguir recorriendo la isla y poder caminar entre volcanes, así que nos fuimos a conocer el vecino Parque Natural de los Volcanes.
Como es una zona protegida no podíamos ir por libre, así que contratamos una excursión con una empresa de Lanzarote. Madrugamos y quedamos con nuestro guía en la zona de Tinguatón.
Allí nos recogió, a nosotros y al resto de personas (eramos en total unos 8 ) y nos fuimos al comienzo de la ruta, donde dejamos el vehículo.
Nada más empezar ya se tienen unas bonitas vistas de la Montaña de Santa Catalina a la derecha, el Volcán de Santa Catalina a la izquierda, una gran colada de lava deslizándose entre ellos, y al fondo la Montaña del Señalo. A esa zona es a la que nos dirigimos.
Al comienzo de la ruta nos encontramos con varias plantaciones de agricultores, en especial hay bastantes higueras y alguna planta surgiendo entre las piedras volcánicas.
Avanzamos observando los volcanes lejanos y los mares de lava denominados Malpais.
Nos adentramos en el gran río de lava que antes veíamos lejano y que nos llevará en un principio hasta el Volcán de Santa Catalina (Caldera de la Rilla) y después a la Montaña del Señalo.
A partir de aquí se hace más complicado caminar, ya que las piedras son de mayor tamaño, de ahí la importancia de llevar un buen calzado.
Y es que bajo nuestros pies, durante todo el trayecto no dejamos de encontrarnos con diferentes tipos de piroclastos. Los piroclastos son fragmentos sólidos de material volcánico expulsado al aire durante una erupción volcánica. Según el tamaño de estos fragmentos se clasifican en ceniza, lapilli o bomba volcánica. Algunos adquieren gran diversidad de colores debido a los materiales y minerales de los que se componen.
Avanzamos por esta gran colada de lava y comenzamos a bordear el Volcán de Santa Catalina. Impresiona muchísimo ver la colada tan de cerca. Casi nos la podemos imaginar con ese color anaranjado y ardiendo mientras se desliza con suavidad entre las montañas.
Continuamos el viaje sin saber muy bien a donde mirar entre tantas curiosidades que te vas encontrando. Y mientras vamos disfrutando del paisaje totalmente árido y volcánico, llegamos el cráter del Volcán de Santa Catalina, la Caldera de la Rilla.
Comenzamos a bordearlo para dirigirnos a nuestro próximo destino, la Montaña del Señalo.
El trayecto es sencillo y no nos cuesta nada llegar. Una vez allí, y a los pies de la Montaña hacemos una pequeña parada para tomar un aperitivo. El lugar en el que descansamos es precioso. Mientras nos tomamos el refrigerio, nos fijamos en los distintos cortes y colores de la pared.
Aprovechando la parada, hablamos con el guía y nos cuenta alguna que otra historia. También le pregunto por una planta que llevaba llamando mi atención desde el principio. No porque tuviera nada de especial, sino por la cantidad de ellas que veía. Nos comentó que se llama Vinagrera. Es una planta invasora, procedente parece ser de la isla del Hierro, y que está siendo un autentico problema ya que está afectando al suelo y al ecosistema de la zona y por el momento tiene difícil solución.
Tras el descanso y alguna que otra pregunta continuamos descubriendo la zona del Señalo y las maravillas que esconde. Es impresionante ver todos los tubos y canales volcánicos y pasar justo al lado de ellos.
Continuamos por la zona descubriendo la montaña y sus peculiaridades.
Maravillados por la belleza del lugar, emprendemos el camino de regreso observando perfectamente la planta que antes os comentaba. Toda la vinagrera invadiendo el suelo volcánico de Lanzarote.
Volvemos a bordear el volcán con la vista puesta en el horizonte. Una gran hilera de volcanes tras el inmenso mar de lava (Malpais).
Desde aquí podemos ver la zona del Timanfaya y otros volcanes de la zona, como por ejemplo, la Caldera Colorada. Pero hay uno que aparece más cerquita que despierta mi interés. De nuevo preguntamos a Martín por él y nos dice que es el Volcán del Cuervo.
Nos comenta que es un volcán que está muy cerquita y que se puede ver muy rápido, ya que es una ruta corta, y que merece la pena. Así que sin pensárnoslo dos veces, cambiamos los planes que teníamos para después y nos decidimos ir a conocerlo.
Regresamos al vehículo y damos por concluida la ruta . Ha sido una experiencia única y que nos encantó. Una estampa sacada de otro planeta.
Tras hacer la parada para comer en un teleclub (bar característico de allí y recomendado por Martín), nos dirigimos hasta el volcán del cuervo.
¡Enseguida os lo enseño!
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