lunes, 25 de febrero de 2019

Desfiladero de Las Xanas

El desfiladero de las Xanas es una de las rutas más emblemáticas de Asturias. Está ubicada en el concejo de Santo Adriano y debe su nombre a un ser de la mitología asturiana. Según ésta, las xanas son hadas que habitan en zonas de agua puras y cristalinas como ríos, arroyos, cascadas o fuentes.

Detalles de la ruta ⥨ 

☙ Ubicación: Santo Adriano, Asturias
☙ Itinerario: Área recreativa de Las Xanas - Desfiladero de las xanas - Ermita de San Antonio - Pedroveya - Ermita de San Antonio - Desfiladero de las xanas - Área recreativa de Las Xanas
☙ Distancia:  9 km ida y vuelta aprox.


Nos dirigimos hasta Villanueva, en el concejo de Santo Adriano, donde da inicio la ruta de hoy. Dejamos el coche en el parking que hay junto al Área recreativa de Las Xanas. 


Cuando veníamos en el coche empezamos a notar un olor a quemado, olor que notamos más en cuanto nos bajamos del coche. Preguntándonos si habrá algún incendio o si estarán quemando algún rastrojo cerca, comenzamos a subir por unas escaleras que salen del área recreativa y que nos llevan a una carretera, un poquito empinada, que conduce a Tenebredo. Subimos por ella y a 500 metros,  más o menos,  vemos a la derecha y bien señalizado, el inicio de la pista que nos llevará al desfiladero



Comenzamos a ascender por un camino pedregoso  y obteniendo unas buenas vistas de los valles de Proaza, del pueblo de Villanueva y del río Trubia.


Poco a poco nos adentramos en el desfiladero de las xanas, con 2 km aproximadamente de longitud y gran parte del recorrido tallado en la roca. Cruzamos un túnel y seguimos ganando altura obteniendo otra bonita vista del pueblo de Villanueva, cada vez más lejano.






Por delante, podemos ver todo el camino que aún nos queda por recorrer. Al fondo del precipicio está el arroyo de Las Xanas, que aunque no lo podemos ver muy bien desde esta altura sí que por momentos llegamos a escucharlo. Este arroyo desciende hasta desembocar en el río Trubia, el cual vimos al inicio de la ruta.







El sendero cada vez es más estrecho así que se tienen que extremar las precauciones. Podemos ver como por seguridad hay varias cuerdas enganchadas a la pared de la roca. Con cuidado vamos avanzando y cruzamos otro puente que nos conduce ya a la parte final del desfiladero.





Después de 2 km recorridos, abandonamos el desfiladero y nos adentramos en un bosque con gran diversidad de flora y fauna (






Nos situamos al mismo nivel que el arroyo de Las Xanas y es un buen momento para entretenerse fotografiando los pequeños saltos y cascadas que va formando y que tanto me gustan.







Cruzamos el arroyo por un puente de madera y comenzamos otra zona de subida en la que podemos ver antiguos molinos ya derruidos. 





Llegamos a una bifurcación y en esta ocasión cualquiera de los caminos que elijas te llevará al mismo sitio. El camino de la derecha es más sencillo y suave, pero nosotros, que nos van los retos, elegimos el camino de la izquierda. Éste, nos conduce a una amplia pradera con una gran subida que desemboca en la ermita de San Antonio de Pedroveya. 






A  mitad de camino nos encontramos con unos bonitos ponis que hacen que la subida sea menos dura. Nos quedamos un ratito con ellos antes de continuar con la cuesta. Al fondo vemos ya el humo que llevamos oliendo desde el principio. Está claro que hay algún incendio en algún lugar cercano. Estas cosas nos cabrean mucho. Sólo esperamos que lo puedan apagar pronto y que las consecuencias sean las menos posibles. 







Finalmente, llegamos a la ermita de San Antonio de Pedroveya. 








Bajo un hermoso tejo podemos ver el pueblo de Pedroveya al fondo , un lugar perfecto en el que hacer nuestra parada para comer, como no, en el conocido restaurante Casa Generosa. Sitio ideal para reponer fuerzas y también, dicho sea de paso, todas las calorías que hayas perdido durante el recorrido.


Con el estómago lleno, regresamos a la gran pradera para descansar y desconectar disfrutando de los rayos del sol, y quien sabe si tal vez echarse una pequeña siesta al igual que el tranquilo perro pastor.



Por desgracia parece que el incendio cada vez se pone peor y comienzan a caernos cenizas. Además, el humo y olor a quemado se intensifican, así que es hora de emprender el camino de vuelta.




Descendiendo por el camino que antes no elegimos y que nos llevará hasta la bifurcación, damos por concluida una de las rutas más conocidas de Asturias.

¡Enseguida vamos a por otra!



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